sábado, 11 de diciembre de 2010

Retrato de mujer - Gonzalo Rojas



Siempre estará la noche, mujer, para mirarte cara a cara, 
sola en tu espejo, libre de marido, desnuda 
en la exacta y terrible realidad del gran vértigo 
que te destruye. Siempre vas a tener tu noche y tu cuchillo, 
y el frívolo teléfono para escuchar mi adiós de un solo tajo. 

Te juré no escribirte. Por eso estoy llamándote en el aire 
para decirte nada, como dice el vacío: nada, 
nada, sino lo mismo y siempre lo mismo de lo mismo 
que nunca me oyes, eso que no me entiendes nunca, 
aunque las venas te arden de eso que estoy diciendo. 

Ponte el vestido rojo que le viene a tu boca y a tu sangre, y 
quémame en el último cigarrillo del miedo 
al gran amor, y vete descalza por el aire que viniste 
con la herida visible de tu belleza. Lástima 
de la que llora y llora en la tormenta. 

No te me mueras. Voy a pintarte tu rostro en un relámpago 
tal como eres: dos ojos para ver lo visible y lo invisible, 
una nariz arcángel y una boca animal, y una sonrisa 
que me perdona, y algo sagrado y sin edad que vuela de tu frente, 
mujer, y me estremece, porque tu rostro es rostro del Espíritu. 

Vienes y vas, y adoras al mar que te arrebata con su espuma, y te 
quedas inmóvil, oyendo que te llamo en el abismo 
de la noche, y me besas lo mismo que una ola. 
Enigma fuiste. Enigma serás. No volarás 
conmigo. Aquí, mujer, te dejo tu figura


Alcohol y sílabas (Gonzalo Rojas)

La primera palabra es ábreme, vengo
del frío, dame la escritura
para quemarme libre del énfasis, hoy
en el límite del escalón sonámbulo, justo
en la vuelta 26 de esta corrida con la muerte

porque el tiempo está ahí con su materia
traslucida, en este aire adivino
que me sube por las venas sin que sea yo este yo
que vuela y anda animal
sagitario por las calles, alcohol y sílabas

celebrando el cumpleaños del loco en la peor de las sintaxis
de diciembre, viéndolo todo
por anticipado en el marco sin espejo, el amor
y el vértigo,
lo simultáneo
de estar en todas partes:
                                    ¿hay Dios
en esta quebrazón de copas, o lo que va a estallar
es el mundo?